SONIDOS DE AVES CON
RESONADORES DEL MEXICO ANTIGUO*
Roberto Velázquez Cabrera
Instituto Virtual de
Investigación Tlapitzcalzin
*Este documento electrónico es un
resumen de una conferencia presentada en el Seminario Rafael Martin del Campo y
Sánchez: Docencia e Investigación en Zoología, Etnozoología,
Paleontología, Ecología e Historia. Encuentro cultural: “Aves: sonidos y colores de México”. Auditorio Carlos Graef González. Conjunto Amoxcalli, facultad de Ciencias
de la UNAM. 5 de octubre de 2009. 12:10 hrs.
INTRODUCCION
A pesar de la terrible
destrucción de la biosfera, dicen que en México aún subsisten más de mil
especies de aves, pero se conocen muy pocos de sus sonidos grabados, para poder
estudiarlos acústicamente. También hay miles de resonadores antiguos
recuperados, pero la gran mayoría no se ha analizado formalmente y con
profundidad, ni se han publicado sus sonidos. Muchos de ellos producían sonidos
similares a los de diversos seres de la fauna mexicana como las aves o los
pájaros. Otros pueden producir sonidos de fenómenos de la naturaleza como los
del viento, las tormentas y los truenos, así como algunos muy impresionantes
que no se parecen a los de nuestro mundo. Desgraciadamente, desde hace cinco
siglos ya no se usan, porque se prohibieron, perdieron y olvidaron, como
resultado de la invasión, colonización, evangelización y la globalización, que
ha conducido a una unicultura mundial, y el estudio
formal y difusión de la rica y milenaria tecnología sonora mexicana no se han
incluido en los programas educativos y de investigación de ninguna institución.
RESONADORES GLOBULARES
De los objetos sonoros antiguos,
los resonadores globulares son los que se han encontrado en mayor número y
variedad, aunque también existen los tubulares y de otras morfologías. Se
producían en una gran diversidad de formas, inspiradas en seres naturales y de
la imaginación. La mayoría son de barro
y actualmente se llaman silbatos. Se desconoce su antigüedad, pero el más
primitivo pudo ser anterior al descubrimiento del fuego, porque aun crudo el
barro puede producir sonidos, aunque es posible que el primero haya sido de
otros materiales naturales perforados, como guaje, bule, jícara, cuastecomate, hueso, etc. El más sencillo requiere de un
resonador globular con un hoyo sonoro, mismo que evolucionó durante muchos
milenios hasta contar con un canal para guiar el aire de entrada y finalmente
operar con un aeroducto. Una de las causas por las que los aerófonos globulares
antiguos no se han estudiado a fondo es la existencia de diversos mitos
despreciativos.
Se dice que los silbatos son
simples, pero su dinámica de generación del sonido es muy compleja. Las ondas
sonoras resultan de una corriente de aire laminar que choca con un bisel
cercano a la cavidad resonadora. El aire que sale del aeroducto choca con el
bisel y se parte en dos ondas vibratorias. Una se desplaza dentro del resonador
y regresa, empujando la corriente de aire y produciendo una onda hacia arriba
del bisel, lo que genera mayor presión en las partículas de aire. El fenómeno
se repite con una frecuencia que está en función del volumen del resonador, lo
que genera una variación periódica de cambios de presión en las partículas del
aire, cuyas ondas se propagan y afectan el tímpano del oído, produciendo la
sensación sonora en el cerebro. Esa dinámica ya se ha empezado a analizar en
detalle, en centros de investigación avanzada y con laboratorios especializados,
para el caso de las flautas de pico y los tubos de órganos, que actúan como
silbatos tubulares cuando tocan una nota. Un método utiliza computadoras
paralelas que simulan el modelo matemático dinámico del instrumento a fin de
visualizar el comportamiento en los primeros milisegundos de operación. Otra
técnica consiste en ver en tiempo real una serie de fotos de la dinámica del
humo o dióxido de carbono inyectado y mezclado con el aire de excitación.
Se ha dicho que los silbatos eran
juguetes elementales o instrumentos primitivos, pero sus propiedades acústicas
y efectos auditivos indican que pudieron tener usos avanzados especiales. La
mayoría son pequeños y de gran sonoridad, ya que producen sonidos con sus
frecuencias fundamentales dentro del rango de mayor sensibilidad auditiva del
ser humano (1-5 KHz) y de muchos animales. Eso indica
que pudieron ser adecuados para la comunicación entre humanos y con animales,
para imitar sonidos de éstos últimos en fiestas ceremonias y ritos, para la
caza, para anunciar eventos sociales; así como en guerras y batallas, en
juegos, en tareas de vigilancia, etc. Se ha comprobado que los sonidos de los
modelos de silbatos antiguos se pueden escuchar bien en las grandes plazas
ceremoniales y entre ellas y las pirámides cercanas.
Los resonadores fueron estudiaron
físicamente y matemáticamente por Herman Ludwing Ferdinand von Helmholtz (1821-1894). Su modelo matemático es el primero y el único que se ha establecido,
sobre los resonadores antiguos globulares, porque los que se han
examinado acústicamente con mayor detalle son tubulares como los de la música
tradicional occidental de concierto.
En la conferencia presentada se
incluyó información de una muestra de los resonadores relevantes hemos podido
estudiar directamente o con sus modelos experimentales y sus sonidos generados
en vivo. En este documento se incluyen las fotos de algunos de ellos y los
espectrogramas de sus sonidos fundamentales, así como algunos de sus datos
acústicos básicos. Existen muchos otros, como los que pueden funcionar con agua
(güijolas y vasos silbadores) y con membranas, pero no se pueden presentar todas sus
imágenes en un documento breve como este. Sin embargo, los detalles de los
estudios relacionado realizados se pueden consultar abiertamente en el sitio
web del Instituto Virtual de
investigación Tlapitzcalzin.
Se sabe que las aves canoras y
los pájaros catadores pueden producir sonidos que son muy difíciles de imitar o
modelar, porque su sistema fonador es muy complejo, ya que se basa en la
siringe, misma que se encuentra en el inicio de su tráquea, cuyo tubo se opera
con las membranas siringa y timpánica a gran velocidad, ya que puede contraer y
expandir esos músculos hasta en 3 o 4 milisegundos. Además el tubo de la
tráquea y la cavidad de la boca y pico pueden modular los sonidos generados en
la siringe. Hasta las aves que producen sonidos de menor variabilidad tienen
patrones de activación muscular compleja, como la llamada tórtola o Streptopelia risolia, que ya se ha
estudiado.
SILBATOS ZAPOTECOS
Gonzalo Sánchez ha venido
estudiando los artefactos
sonoros zapotecos como el globular de la Fig. 1
(200 al 800 d.C ). Sánchez encontró que sus sonidos se parecen al ulular
del tecolote Cornudo Bubo virginianus, como se puede observar en los
espectrogramas de la Fig. 2.
Sonidos similares se pueden generar con resonadores globulares de vegetales
como el de la Fig. 3.
MODELO EXPERIMENTAL DE UNA PALOMA
Los modelos experimentales
construidos con el cuerpo de una paloma (Fig. 4)
pueden producir sonidos “de paloma” y escaleras tonales de alturas diferentes
en forma de pirámide, por tener obturadores tonales, como se muestra en el
espectrograma de la Fig. 5.
El cuerpo de ese resonador es muy eficiente acústicamente y produce sonidos
profundos. Tal vez por ello fue adoptado por la ocarina actual que produce
notas musicales convencionales.
SILBATO LABIAL MAYA
Luis Alberto Martos encontró unos
silbatos mayas de
cerámica gris en el sitio de Rancho Ina, Quintana Roo
(250-300 d.C), entre los que se incluye uno labial
extraordinario (Fig. 6) con la forma de un pájaro. Es un ejemplo de estudio
realizado con modelos experimentales (Fig. 7),
por estar roto su resonador. En el espectrograma de la Fig. 8
se muestran las variaciones continuas de la frecuencia fundamental (F0) que
pueden producir este tipo de silbatos labiales. Son labiales, porque su gran
obturador de la parte posterior se abre y cierra gradualmente con el labio
inferior. Eso permite generar sonidos continuos, desde los bajos producidos con
su obturador cerrado, hasta los altos de su operación cuando es abierto. Esos
sonidos continuos y de variaciones de altura rápida, al inclinar y separar y
acercar el resonador en el labio, son muy similares a los que producen algunas
aves canoras.
SILBATOS LABIALES SERRANOS
Margarita Velasco Mireles encontró otros silbatos
similares de cerámica en el sitio de Ranas, Querétaro (600-900
d.C.). A los habitantes de esa zona se les llama Serranos, aunque no se sabe
mucho de ellos. Entre los silbatos rescatados se incluyen tres que tienen
obturadores posteriores operables con el labio superior (Fig. 9).
Su sistema sonoro es similar al del silbato maya, aunque la cerámica, aeroducto
y paredes son más finos, pero es varios siglos posterior y es interesante que
se hayan localizado a más de 1000 km de distancia. Esa similitud tecnológica
sonora especializada indica que pudo existir algún tipo de
comunicación/migración entre los pueblos de esas dos zonas muy alejadas en
espacio y tiempo. La presión sonora que generan sus sonidos va de 82 a 92 dB,
equivalentes a una potencia acústica radiada máxima .1 Watts.
Su F0 se genera en el rango de mayor sensibilidad auditiva de los humanos y
también pueden producir sonidos similares a los de pájaros cantadores (Fig. 10).
Estos silbatos labiales y sus
modelos experimentales, pueden producir sonidos complejos diversos, como los de
las chicharras, si se excitan en forma compleja como con vibraciones de la
lengua y vocalizaciones. Como son pequeños, son excelentes para ser vaciados
hasta en oro y plata, recreando verdaderas joyas sonoras (Fig. 11).
GENERADORES DE RUIDO BUCALES DE ROCA
Se han estudiado unos generadores de ruido bucales
de roca que fueron encontrados en superficie de sitios cercanos a San Juan Raya,
Puebla, como uno rescatado por Blas Castellón (Fig. 12).
Estos no son resonadores globulares, ya que generan ruido con un mecanismo
especial de caos o turbulencia que se forma con el resonador colocado dentro de
la boca. Existen de varios
tipos y otros materiales (como hueso y cerámica) y en otras zonas.
El más importante es uno de ilmenita o nelsonita (ilmenita + rutilo
+ apatita) olmeca, en parte, porque existen más de 150,000 piezas o
más de 4 toneladas de objetos con tres perforaciones cónicas similares (Fig. 13). Sus sonidos se parecen a
los del pollito de la Lechuza Campanario Tyto alba. Esa semejanza sonora había sido comentada por varios popolocas que escucharon los sonidos del silbato bucal de
roca. En los espectrogramas comparativos (Fig. 14) se muestran las componentes de frecuencias que
producen el pollito y varios resonadores bucales de roca. La potencia máxima
radiada de estos resonadores va de .02 a .1 Watts.
MODELOS DE SILBATOS MULTIPLES
Los modelos de
los silbatos multiples que tienen dos o
más resonadores (Fig. 15) pueden produce sonidos “de águila” o “de halcón” y
generan batimentos o sonidos fantasmas. Los batimentos se generan en el
cerebro, cuando se escuchan dos o más sonidos de frecuencias cercanas (Fig.16).
Los silbatos dobles pueden producir batimentos variables sónicos (entre 20Hz y
20KHz) e infrasónicos (de 0 a 20 Hz), si uno de ellos tiene un obturador grande
que se pueda abrir y cerrar gradualmente (Fig. 17) como se muestra en la Fig. 18. Los batimentos pueden producir efectos especiales y
más si son infrasónicos.
SILBATITOS DE EL PECHO DE LA IZTACCIHUATL
Un ejemplo de silbatos muy usados
en la Cuenca de México y otras zonas cercanas son los silbatitos
encontrados en El Pecho de la Iztaccihuatl
(Fig. 19)
a cerca de 5220 msnm. Sus modelos pueden producir sonidos fuertes “de pájaros”
y batimentos sónicos e infrasónicos si se tocan dos o más al mismo tiempo (Fig. 20).
Pudieron usarse en ceremonias de
montaña, ya que se encontraron con otros objetos rituales antiguos como
cetros-rayos de Tlaloc
y puntas de maguey.
FLAUTAS CON RANURA
En el México antiguo existían
unas extraordinarias flautas con ranura en lugar de los obturadores tonales
circulares. También fueron dibujadas por Leonardo da Vinci, para producir
sonidos llamados deslizados o “glissando”, pero no
fueron incorporadas a la música llamada occidental. Pueden producir batimentos
si se operan dos al mismo tiempo (Fig. 21),
como se muestra en el espectrograma de la Fig. 22.
FLAUTA CON CABEZA DE GUAJOLOTE
En el Templo del Fuego Nuevo Huixachtecalt o
Cerro de la Estrella (950-1150 d.C.) se rescató una flauta con cabeza
de guajolote que se ha exhibido en la Sala Mexica del Museo Nacional
de Antropología, pero no habían reconocido el uso antiguo de una membrana en
una perforación con un promontorio. El modelo experimental de la flauta genera
sonidos “de guajolote” (Fig. 23) con una membrana de ala de murciélago pegada con
cera sobre la perforación especial. Las componentes espectrales de un sonido de
un guajolote se muestran en la Fig. 24. Sonidos similares se pueden generar con un llamador
de guajolotes. En la Fig. 25
se incluye uno con otros llamadores profesionales de patos y venados. Pudo
usarse en rituales asociados a Tlaloques, ya que se encontró asociada a un entierro con
calaveras de niños.
CONCLUSIONES
La muestra de resonadores
presentados indica que en el México antiguo disponían de una tecnología rica y
extraordinaria para reproducir los sonidos de los seres biológicos de su
entorno natural, que veneraban como los de las aves y muchos otros. Sus sonidos
podían servir para representarlos en ceremonias y ritos y para comunicarse con
ellos, llamarlos o cazarlos y porque la generación de sonidos de los animales
no está sujeta a la voluntad humana. No han sido incorporados a la música
actual, porque los compositores y músicos no los conocen y sus sonidos no se
pueden escribir y representar bien en pentagramas. Los sonidos pueden producir
efectos especiales en el ser humano, si los resonadores que los generan se
tocan en un grupo al mismo tiempo, pero sus propiedades terapéuticas precisas
requieren de investigaciones formales controladas.